31.12.10

Sólo bastó con mirarte, tus ojos penetrando mi mirada como en busca de algo y tu sonrisa iluminando la noche entera empapada por las gotas de lluvia que tristes se azotaban en el piso al saber mi grave infortunio. Tan fatal como que en ese momento sufría el alejamiento de mi, pero a la vez el sentimiento más puro y noble hacia ella que no me permitió hacer más que mostrar el interés que me causaste. Pero entraste tú, y se movió todo dentro de mí, y pude ver esa luz de tu sonrisa y de tu belleza que me invitaba a acercarme en todo momento a ti, para saber de ti, para conocerte y descubrir por qué si era tan mala mi fortuna, apareciste tú en ese momento.